lunes, 17 de noviembre de 2014

Conclusión de la alumna Azcona Micaela

Estamos rodeados de productos industriales, las ciudades son los lugares donde se concentran todo tipo de bienes y donde la mayor parte de la población se congrega. Hasta hace unas décadas, los grandes productores industriales eran los países desarrollados; en la actualidad, las industrias crecen en distintas partes del mundo y les pertenecen a países de menor desarrollado también. Existe una constante lucha por permanecer en el mercado mundial y esto crea un ámbito de capitalismo salvaje que nos perjudica como humanos; el capitalismo es como una toxina que contamina la sociedad. El capitalismo esta de la mano con las políticas de estados corruptos, proteccionistas o liberales que presionan a sus países vecinos y “aprietan” a las industrias nacionales como comerciales para saciar una sed por lo material y lo descartable.
                Avanzamos en el mundo material con la ayuda de la tecnología. Ésta herramienta nos da poder pero también nos perjudica. Está en nuestra naturaleza, ser competitivos, y la tecnología es una manera de manifestar esta necesidad de mostrar superioridad. Armas letales surgen de estas luchas constantes, un gran ejemplo, fueron las bombas nucleares, que surgieron en un mundo bipolar; prometieron progreso e iluminación científica pero terminó siendo un arrastre que nos deterioró como personas. Nuestra moral y nuestra ética ya decaían desde antes del comienzo del nuevo siglo. Un ejemplo de la actualidad, es el desarrollo de la manipulación genética de semillas como la de soja y maíz. Estos cultivos son de gran importancia no solo para alimentación, sino para el desarrollo de biocombustibles que tienen un futuro prometedor en el reemplazo de los hidrocarburos cuando éstos sean demasiado difíciles de extraer.
                La tecnología es un ingrediente principal en la globalización. Este es un fenómeno maravilloso que demuestra la capacidad de avanzar que posee la raza humana y de conectarse a través de los medios de comunicación. Día tras día, año tras año vamos reformando y erosionando la corteza terrestre para satisfacer nuestras necesidades y nuestras preferencias. Este avance acelerado trae consigo devastadores efectos, tal como la contaminación, la deforestación, la extinción de fauna y flora, cambios climáticos extremos, el cambio de biomas, entre otros. Estos cambios a su vez cambian la composición de nuestra atmosfera y nos fuerza a cambiar drásticamente nuestra forma de vida. Así surgen las nuevas formas de agricultura y ganadería, por ejemplo, donde se está viendo un resurgimiento de lo “verde” de lo “natural” o lo orgánico, donde las personas se detienen cada vez más para ver la liberación de gases malignos, como el dióxido de carbono, en la producción de estos bienes. Estos cambios contemporáneos están dando lugar a un futuro brillante con oportunidades de cambiar todas las formas de vida.
                Nos dicen reiteradamente que si seguimos explotando la madre tierra, vamos a afectarla de una manera critica e irreversible que incluso terminaría por extinguir la raza humana. En mi opinión, esta extenuante explotación es una metamorfosis necesaria. Somos capaces de seguir avanzando con la robótica, la biotecnología o la nanotecnología lo suficiente para contrarrestar aquellos impactos negativos que creamos constantemente. El calentamiento global es un fenómeno natural que se viene dando desde los comienzos de la tierra, fue lo que dio fin a la era del hielo y es lo que va a forzarnos como seres vivos a evolucionar.
                Hoy en día la “gran noticia” son los hidrocarburos, el movimiento de capital, los intercambios constantes de productos y servicios, y la generación de consumo; en un futuro, la noticia va a ser la purificación del aire, los viajes interestelares, nuevos inventos creadores de vida. Progreso en su forma más pura.

                Trascenderemos por milenios, el hoy es tan solo una insignificante etapa. 

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